Es el Teatro como tal – además de una forma corporal de la literatura – un lugar de convocatoria. Mucho más allá de lo que significa un local específicamente de y para el Teatro, el hecho teatral es una identidad sin frontera alguna, que se aloja en el lugar mismo de la necesidad, en el momento justo del silencio.

El Teatro de la Luna a lo largo de estos primeros diez y seis años, recorrió todos los caminos posibles - iglesias, escuelas, colegios, gimnasios, auditorios, salas, salones y teatros - en busca del espectador que se sentirá conquistado cuando sobre el improvisado tablado surja el verso simple y la emoción esperada.

El Teatro de la Luna está formado por muchas partes que hacen un todo, pero tres son las fundamentales: el autor y su testimonio, el actor y su presencia real y contundente, y el espectador, el que se transforma en amigo, el que siempre nos alienta a comenzar una nueva temporada. A ellos, nuestro reconocimiento y nuestra sincera labor… a ellos, nuestros amigos por y para siempre…

Mario Marcel  -  Director Artístico