Marcela Duque nació en Medellín, Colombia, en
1990. Estudió Filosofía en la Universidad de Navarra (España), donde obtuvo
el Premio Extraordinario de Fin de Carrera. Durante esta época empezó a
escribir sus primeros poemas y ganó un concurso universitario de poesía y
obtuvo un accésit en uno de relato corto. Más recientemente obtuvo un
accésit en un concurso de ensayo en la Universidad de Yale. Su primer
poemario, “Bello es el riesgo”, ha sido galardonado con el Premio Adonáis de
Poesía 2018. En palabras del jurado, el poemario fue seleccionado “por la
facilidad aparente de convertir una sólida formación filosófica clásica en
una poesía emocionante y fresca, gracias a un constante instinto del
lenguaje y a un infalible oído poético”. Actualmente está haciendo sus
estudios doctorales en Catholic University (Washington D.C.), donde también
imparte un curso introductorio de filosofía.
Un breve texto de reflexión poética
“No es mi deseo descubrir novedades; antes
bien, es mi mayor placer y ocupación favorita meditar justamente sobre
aquello que parece más simple.” Estas palabras de Kierkegaard, ese filosofo
que se definía como “un cierto poeta”, me han ayudado a comprender que mi
pasión por la filosofía y la poesía tienen una misma fuente: el asombro por
lo más sencillo y lo más cotidiano. En ambas actividades, por caminos
distintos, no deseo otra cosa que afinar la mirada y acoger la alegría y la
belleza—que no son ajenas al dolor—de la vida ordinaria y de los encuentros
con circunstancias y personas. La poesía es una manera de estar atenta, de
saber mirar y en esta medida, de aprender a amar. “Ubi amor, ibi oculus”
escribió hace siglos un filósofo y místico medieval; “donde hay amor, allí
hay visión.” No es sólo la expresión de un hecho verdadero sino un programa
para toda la vida: aprender a mirar y aprender a amar, con la poesía como
una radiante compañera de camino. |